Mucho se ha dicho sobre La Guerra
Económica que se está viviendo en Venezuela, donde los más poderosos en
complicidad con los actores políticos que se hacen pantalla en los programas de
televisión nacional e internacional, fraguaron con toda intencionalidad el quiebre
del poder de adquisición del ciudadano común. Una economía que supuestamente
estaba controlada por el Gobierno y que mantenía un poder de compra no solo en
los llamados “productos de primera necesidad” sino en todos los ámbitos
(restoranes, tiendas, viviendas, vehículos, viajes, etc.) acostumbrándonos a
comprarlo todo sin importarnos de donde provienen las cosas y como se hace para
producirlas.
Ahora, producto de ésta Guerra
Económica que se conformó, aupado por estos políticos de T.V. y Radio, y
reforzados por declaraciones del último
expresidente de Fedecámaras que expresó que el Gobierno debería aceptar y calificar como empresarios a los
denominados “bachaqueros” que no han hechos otra cosa en conjunto a los
corporativos del ramo, degradar el proceso alimenticio, desapareciéndolos y
aumentando su valor de manera inalcanzable
a los bolsillos de los ciudadanos debido a los sueldos que el Gobierno
mantiene según la economía que este maneja. Junto a todo esto, el país
comercialmente hablando se guía por un dólar inflado de forma inconsulta y a
capricho de no sé quién, que sin ningún respeto a los marcos y procesos sobre
economía sube desproporcionalmente un dólar que se valora sin control. Haciendo
como siempre que se enriquezcan más los que más tienen.
Afianzado este proceso
macabro (tanto en lo material como en lo sicológico) pasamos de La Guerra Económica
a una proceso más funesto, que es La Economía
de Guerra, en donde todo sin excepción tiene un alto precio.
La
Economía de Guerra se define como las acciones que toma un
Estado para garantizar el consumo de alimentos a todos y mantener un control de
la producción interna y los procesos de intercambios comerciales. Pero sobreviene
a los Estados que han pasado por un conflicto bélico y que su proceso
productivo y/o de importación se vuelve casi nula, un efecto negativo, cosa que
ocurrió en la Europa de las dos post guerra mundiales. Como emblema podemos recomendar
la película de “El Pianista” (2002) donde
existe una escena en lo zona de confinamiento para los judíos (Gueto de Varsovia-Polonia)
en donde existe una conversación (minuto 13 aproximadamente) sobre el proceso
de comercio dentro y la fase de corrupción de las autoridades (guardias judías)
y se ve a un niño (minuto 37 aproximadamente) vendiendo un caramelo a un alto
precio (20 ztolys-moneda polaca) por la escases del mismo. Actualmente un euro
vale cuatro zlotys. Según nuestro economía paralela ese caramelito valdría un poco mas de 1.500 bs...
En Venezuela los “bachaqueros”
han optado por mantenernos a los más necesitados dentro de los umbrales de la pobreza
física y sicológica al vendernos todos los productos a más de mil veces su
valor, comprable sólo por los que tienen comercios y que sus ingresos no se han
visto mermados ya que también lo que ellos venden se mantiene dentro de los
rasgos de ese mil por ciento de inflación.
Los que vivimos de un sueldo
somos muchos más que los que viven de inversiones. El gobierno se mantiene en los
subsidios, los empresarios se mantienen en lo que marca el dólar paralelo, los
sueldos tienen menos poder adquisitivo a medida que inflan el dólar paralelo,
los empresarios dicen que es culpa del gobierno la debacle económica pero a ellos eso no les afecta, suben el
precio de los productos a medida que sube el dólar paralelo pero no le suben el
sueldo a sus empleados (obedientes al Estado en ese sentido solamente) manteniendo así un gran margen de ganancia entre lo que
venden y lo que pagan…
Una lista interminable se
puede escribir, pero dejémoslo hasta aquí.
Considero que el fin
de este sistema inculcado en las mentes de los ciudadanos “más audaces” será
cuando tengamos: primero, conciencia ciudadana y segundo, respeto a las leyes y
al prójimo. Antes de esto nada pasará y nada cambiará mientras esta mentalidad
exista entre los habitantes (Por ahora) de esta nación y de las personas que son
los encargados de aplicar las leyes correctamente.
Por eso pienso y luego hablo.-
Por eso pienso y luego hablo.-
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